lunes, julio 06, 2009

ÉRASE UNA VEZ UNA MUJER A UNAS PIERNAS UNIDA



No son las piernas que quería poner pero tampoco la paciencia me alcanza, hoy, para demasiado. Érase una vez una mujer a unas piernas pegada a la que le dijeron, de sopetón, que tal vez algo iba muy mal en una de esas extremidades que anduvieron el mundo al trote. Unas piernas con voluntad de Mistinguette en el decir de su amiga Yolanda, amiga divina vividora junto al Obelisco de Buenos Aires allá por unas calendas que sólo están en el recuerdo de la dueña de las tales jambes, gambas y una larga lista de idiomas definitorios de esas, estas, las que andan con dificultad y dolor y van intentando ganar una batalla o la guerra si es necesario !
¡ Vamos, queridas, no me dejen en mal lugar¡ Andiamo...

2 comentarios:

jotabede1 dijo...

Porque lo sé, te mando mi fuerza de ánimo. Cómo habrán sido! si aún se las ve muy bonitas. Un fuerte abrazo.

Anónimo dijo...

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