Ocupa tanto la vida que esta otra no se puede atender a gusto.
También hay pereza, olvido, falta de incentivos, cansancio.
Disculpas. Penas.
Hay que ponerse metas, objetivos, lunas y estrellas lejanas y apetecibles.
Hay que vivir dobles, triples vidas que puedan abarcar nuestros
deseos intelectuales, anímicos, más elevados.
Altos sobre la materia. Lejos del barro que conocemos desde la infancia y
que mancha. Lo mancha todo el lodazal, nos hundimos gritando.
Arriba hay luz aunque ya sea noche.
Brillan las gotas de las lluvias otoñales en este lado del planeta y
levantamos los ojos esperanzados.
Que se acaben las guerras, las enfermedades y el desánimo.
Una pizca de África regresa a mí en esta hora incierta.
Se me ensancha el corazón cansado.
Hay vida luego.
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