
No quiere decir nada, muchas veces, la imagen y los pensamientos. Yo sonrío en mi invierno norteño con mi gorro de lana comprado en 1973 en Sudáfrica aunque nadie se lo pueda creer. Y en mi alma sangro por Haiti, por mi marido o por mi madre. Y tal vez lloro por mí, lo que fue y no fue, las omisiones y olvidos. Pero también debo disfrutar, agradecer, dar, recibir, girar y bailar: estoy viva ! No es ni malo ni bueno, es un hecho constatable que nadie sabe lo que puede durar. Por eso la vida es una dicotomía, una contradicción y una maravilla...
Lo que no puedo, y eso me preocupa un poco, es escribir. Estoy seca como un arroyo estéril y desértico. Pero mi chip nuevo me dice que llegará el día, la primavera, el sol...
1 comentario:
Te veo muy filósofa. Escribirás seguro, sobre todo cuando puedas dedicarte de lleno a ello. Pareces una moscovita...¡qué pedazo de gorro!
Un abrazo.
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